15 de abril de 2010

VIVIENDO CON UNA MUJER (Alvaro escribe...)

Luego de leer el último post de Natalia y matarme de risa, porque todo ES verdad, decidí que lo apropiado era darles a conocer el otro lado de la historia. Desde los primeros días de convivencia me comencé a dar cuenta en lo que me estaba metiendo. El placer que notaba en la cara de Natalia mientras hacíamos millonarias compras en el supermercado me hicieron darme cuenta que mi presupuesto estaba demasiado optimista. Cada vez se volvían más comunes las frases como "hay que comprar unos quesitos para la noche?", o "uy que rico, hay que comprar un monton de nutella y chocolates y helados y gomitas para la casa!", o "mira esa lamparita, va perfecto con el edredon de plumas de avestruz de Tazmania que quiero comprar"... no sabía que hacer.

Poco a poco fui ganando terreno en las discusiones al punto que el quesito que comíamos en la noche eran esos cheddar plastificados, el vinito con el que lo acompanabamos era aguita del cano tibiesita, y la lamparita que tanto quería terminó siendo una linterna que venía con una máquina de afeitar!

Otra gran diferencia entre la vida independiente y la del conviviente es como sobrellevar esos días del mes en que las mujeres se ponen muuuuy sensibles. En Lima era sencillo, la llevaba a su casa, abracito, besito y adios. Ahora, no tengo adonde ir, a poner el hombro, escuchar y comentar, pero ojo, hay que estar recontra concentrado, porque si no, te pierdes en la conversación y SÍ se dan cuenta, ya no es factible decir "chevere" cada 5 minutos... caballero, esos 4-5 días "especiales" son inevitables.

A pesar de que este post parece una queja, en verdad la estamos pasando increible. Solo hay que aprender a ceder de vez en cuando, escuchar recontra concentrado, y por ahi soltar su cuota de romance, sin exagerar por supuesto porque si no te complicas para superarte la proxima vez.

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